Diferencias entre ansiedad, estrés y angustia

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Diferencias entre ansiedad, estrés y angustia

Ansiedad, estrés y angustia son tres conceptos que se suelen utilizar erróneamente a la hora de “autodiagnosticarse” por uno mismo. Normalmente es el desconocimiento por cada uno de ellos lo que hace caer en error, pero la conclusión sí debe ser la misma: acudir a un profesional que nos ayude a superar cualquiera de las patologías. Por ese motivo, vamos a intentar definir cada uno de los términos, apoyándonos en un artículo académico de Juan Carlos Sierra, Virgilio Ortega e Ihab Zubeidat, psicólogos de la Universidad de Granada.

Qué es la ansiedad

Para estos tres autores, la ansiedad se entiende como un estado de agitación e inquietud que tiene un componente desagradable para la persona que lo sufre. Este estado, se caracteriza por suponer un peligro futuro e intentar anticiparse a él. Predominan los síntomas psíquicos y la sensación de catástrofe o de peligro inminente. En definitiva, es una combinación entre síntomas cognitivos y fisiológicos que manifiestan una inquietud que hace que el individuo busque constantemente la solución al peligro.

Qué es la angustia

La angustia, por definición, parte con la diferencia de que es una emoción, pero más compleja y difusa. Suele presentar una serie de síntomas físicos que dejan inmóvil al individuo, imposibilitando su capacidad de reacción y sus actos. Para estos autores, la angustia necesita de unos factores previos que interactúan entre ellos y son de tipo biológico, social y psicológico.

Qué es el estrés

El estrés es una respuesta del cuerpo cuando este está sometido a una situación de tensión física o emocional. Esta patología puede acarrear incluso problemas de salud como el asma, infarto de miocardio o alteraciones gastrointestinales e inmunológicas. Las fuentes de este estrés pueden ser tres: cuerpo, entorno y pensamientos. El primero es el más evidenciable y tiene lugar cuándo suceden circunstancias en la vida que cambian nuestro hábito, por ejemplo, malos hábitos de vida, cambios en la dieta, de rutina, de sueño, etcétera. El factor ambiental tiene que ver con la relación que tenemos con el entorno que nos rodea y nuestra adaptación al mismo. Ambientes ruidosos, relaciones sociales complicadas, inseguridad personal. Finalmente, la tercera fuente está relacionada con nuestra capacidad psicológica para adaptarnos y superar emocionalmente los anteriores problemas, e intentar no retroalimentarlos interiormente.

Diferencias entre ansiedad, estrés y angustia

Durante muchos años, expertos en diferentes disciplinas como la filosofía, medicina o psicología han intentado diferenciar los conceptos de ansiedad, angustia y estrés. A pesar de ello, a día de hoy se siguen confundiendo y se utilizan indistintamente. Una diferenciación histórica entre ansiedad y angustia es que en la primera imperan los síntomas psicológicos y en la segunda los físicos. Sin embargo, en la actualidad cuando se habla de ansiedad se incluyen síntomas físicos y psicológicos, lo que hace que este término tenga una definición muy amplia.

Por otro lado, ansiedad y estrés sí que tienen un gran solapamiento entre ambos, sin incluir, obviamente, la definición de estrés que proviene de la Física y que se aplica tanto a objetos como a individuos. Según estos autores, el estrés se diferencia de los otros términos por ser “un resultado de la incapacidad del individuo frente a las demandas del ambiente, mientras que la ansiedad es destacable al entenderla como una reacción emocional ante una amenaza manifestada a nivel cognitivo, fisiológico, motor y emocional; por último, la angustia forma una amenaza a la existencia del individuo, a sus valores morales y a su integridad física y psicológica”. Estas tres patologías pueden encontrar líneas comunes para su resolución en la terapia Gestalt, te explicamos cómo puedes aplicarla a tu vida.